Estas son las auténticas y tradicionales croquetas de mi madre y de mi abuela, pero con el toque de modernidad que les da la Mycook. La grandísima ventaja es que están igual de buenas, pero es mucho más sencillo hacerlas, ya que nos ahorramos estar removiendo la bechamel para que no se pegue.
A diferencia de la mayoría de croquetas, que suelen llevar leche, estas se hacen aprovechando el propio caldo del pollo y el resultado es mucho más suave y cremoso. Se deshacen literalmente en la boca. Además, son aptas para personas con intolerancia a la lactosa.
Croquetas de pollo con jamón
Con esta receta tus croquetas quedarán crujientes y llenas de sabor
Variantes y consejos
- Se puede aprovechar un resto de pollo cocido de otra receta. En este caso, habrá que echar menos cantidad.
- El caldo de pollo que sobre podemos utilizarlo para preparar una sabrosa sopa añadiéndole verduras.
- Con estas cantidades salen unas 20 croquetas. Se pueden congelar. Para ello, lo mejor es situarlas algo separadas en una bandeja de poliespán recubierto de film de cocina. Una vez congeladas, podremos guardarlas en una bolsa todas juntas. Antes de freírlas es imprescindible descongelarlas.
- Lo que más tiempo supone es liar las croquetas. Estamos acostumbrados a darles forma alargada, pero es mucho más sencillo y rápido hacerlas redondas. Yo uso distintas formas para diferenciar el tipo de croquetas (de pollo, de bacalao…).
- Se pueden preparar el día anterior para comerlas fuera, aunque desde luego ganan mucho recién hechas, crujientes y calientes.