Las gambas al ajillo son un clásico en nuestra gastronomía española y es una de nuestras tapas más típicas.
En este caso he utilizado gambas congeladas, que bien preparadas nos pueden servir a la perfección para esta receta.
Si sois de los que os gusta mucho el picante, sólo tendréis que añadir una guindilla más y veréis cómo aumenta la sensación. También podéis preparar esta misma receta sustituyendo las gambas por langostinos o gambones.
- 300 gr. de gambas peladas frescas o congeladas
- 60 ml. de aceite de oliva
- 5 dientes de ajo
- 125 ml. de vino blanco
- 2 guindillas cayena
- perejil molido
- sal
- Si utilizamos gambas congeladas lo primero que haremos es descongelarlas muy bien y comprobar que estén lo más secas posible.
- Para ello, tendremos que dejar que se descongelen tranquilamente en la nevera 24 horas antes de su preparación, eso sí siempre en un recipiente con rejilla o en un colador con un plato hondo debajo, esto es importante para que el líquido resultante del descongelado no toque el producto y perjudique su textura. Una vez descongeladas habrá que escurrirlas y secarlas muy bien con papel absorbente antes de utilizarlas.
- Tened mucho cuidado, porque si no descongeláis bien las gambas, al cocinarlas soltarán mucha agua y el plato no resultará bueno.
- Una vez que tenemos las gambas bien descongeladas y secas, ponemos a calentar el aceite de oliva en la jarra de la Mycook durante 1 minuto, a 120º, velocidad 2.
- Pelamos y laminamos los ajos y los añadimos a la jarra y los dejamos durante 1 minuto, a 120º, velocidad 1 de sofrito.
- Colocamos la paleta mezcladora y añadimos las gambas peladas. Programamos 3 minutos, a 120º velocidad 2.
- Añadimos el vino blanco, las guindillas, sal al gusto y algo de perejil y terminamos de cocinar durante otros 2 minutos, a 120º, velocidad 2.
- Emplatamos en cazuela de barro y servimos caliente.
Es un plato perfecto si tenéis invitados en casa para poner como entrante y es ideal porque también es una receta apta para celíacos.
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