Tomar leche de avena es una manera sencilla de beneficiarnos de las propiedades de este cereal que resulta más saciante que ningún otro por lo que ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, aumenta el tránsito intestinal, es un diurético natural que ayuda a reducir la acumulación de líquido en el cuerpo. Es el cereal que más proteínas contiene además de una gran cantidad de vitaminas B y E, nos aporta valiosos minerales como magnesio, zinc, calcio, hierro y contiene seis de los ocho aminoácidos esenciales, protege al organismo contra la arteriosclerosis, el infarto y la hipertensión.
- 50 g de copos de avena
- 30 g de azúcar o 25 g de miel
- una cucharada de aceite de girasol
- un poco de ralladura de limón
- una pizca de canela molida
- una pizca de sal fina
- un litro de agua hirviendo
- Ponemos en la jarra la avena, el azúcar o la miel, la ralladura de limón, la canela y la sal, trituramos 30 segundos velocidad 5.
- Añadiremos el agua y programaremos 7 minutos 120º velocidad 3. Dejaremos reposar 5 minutos.
- Pasamos la mezcla por una tela de quesero o un paño de algodón fino, yo utilizo un filtro permanente para cafeteras, si prefieres la leche menos espesa puedes añadir un poco de agua y remover hasta obtener la consistencia deseada.
- Refrigeramos la leche obtenida y una vez fría ya podemos consumirla, la conservaremos en la nevera.
Variantes y consejos
La leche de avena no se debe hacer con agua fría, es mejor ponerla caliente o hirviendo, suelo calentar la leche en el hervidor eléctrico de agua mientras preparo el resto de los ingredientes pero también se puede hacer en el microondas. Si utilizamos agua hirviendo la textura de la leche será muy espesa, si la ponemos caliente la leche resultante será más líquida.
Como endulzante podemos utilizar azúcar, miel, melaza o sirope de Ágave.
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