Estas magdalenas son muy parecidas a las Magdalenas de nata y limón pero llevan mucha nata y poco aceite por lo que resultan menos calóricas y tienen una textura muy delicada, son ideales para los desayunos de los niños porque tienen un sabor marcado a vainilla y eso siempre les gusta.
Parece que siempre estamos buscando conseguir unas magdalenas con un gran copete y no es sólo una cuestión de estética, cuando una masa crece en el horno adecuadamente no se expande hacia los lados desbordándose sino que sube por lo que las magdalenas con copete son sinónimo de magdalenas tiernas y esponjosas.
- 2 huevos M
- una pizca de sal fina
- 125 g de azúcar
- 100 de nata para montar
- 50 g de aceite de girasol
- 180 g de harina para todo uso
- 9 g de levadura de repostería
- una cucharadita de pasta o esencia de vainilla
- Encendemos el horno a 200º. Colocamos las cápsulas de las magdalenas en las cavidades de un molde metálico para muffins o en la bandeja del horno.
- Ponemos la paleta mezcladora en las cuchillas y echamos en la jarra los huevos, la sal y el azúcar, programamos 30 segundos 40º velocidad 3, después 4 minutos sin temperatura velocidad 3.
- Añadimos la nata y programamos 1 minuto sin temperatura velocidad 3, vamos echando el aceite por el bocal de la tapa y después la vainilla.
- Mezclamos la harina con la levadura, programamos 30 segundos sin temperatura velocidad 4 y echamos la mezcla a cucharadas por el bocal de la jarra.
- Retiramos la paleta mezcladora y repartimos la masa entre las 12 cápsulas de papel.
- Horneamos durante 15 minutos y las sacamos del horno, colocamos las magdalenas sobre una rejilla para que enfríen.
Variantes y consejos
Si no sueles utilizar pasta o esencia de vainilla puedes poner en lugar de los 125 g de azúcar sólo 100 g y tres sobres de azúcar vainillado.
Estas magdalenas congelan perfectamente, una vez frías las metemos en una bolsa plástica y en el congelador, descongelan bien a temperatura ambiente en menos de una hora.
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