Hoy comparto con vosotros una receta que en casa encanta tanto a los pequeños como a los mayores. Estas albóndigas de merluza quedan muy suaves y se pueden comer tal cual después de freír o acompañándolas con alguna salsa. Más adelante os enseñaré como prepararlas con una salsa de vino blanco que es la manera de prepararlas que más le gusta a mi marido.
Lo principal a tener en cuenta en esta receta es aseguraros de que la merluza no lleve piel ni espinas para que nadie se las encuentre durante la comida. En los pasos finales de la receta habrá que controlar la textura de la masa, si os queda demasiado líquida podéis añadir pan rallado hasta conseguir una consistencia adecuada. La masa debe quedar blanda, pero manejable.